lunes, 16 de septiembre de 2013

Como conoci a Estivill

Fue hace unos cuantos años ya. Yo ni siquiera era madre ni me planteaba serlo. Era una noche como cualquier otra. Aita Gorila y yo dormiamos plácidamente cuando unos gritos nos despertaron. Eran las cuatro de la mañana.

En la jungla de los vecinos, se repetia una escena parecida a otras veces, pero esta vez estaba claro que era la apoteosis final...
Un niño de dos años gritaba a pleno pulmon y daba golpes no sé a que. Pedia a su madre que le perdonara.
La madre enseguida comenzó a gritar desquiciada cosas que parece que mi mente ha decidido olvidar. El padre mediaba defendiendo a la madre.

Los gritos y lloros se sucedieron durante una hora. Yo, con los ojos abiertos mirando en la oscuridad, trataba de entender las frases para saber si debia llamar a la policia. Pensaba que igual tenia que poner una denuncia a los servicios sociales y contarles todo lo que llevaba pasando en esa casa una temporada.
Tras la inevitable calma, amaneció y fui al trabajo un poco angustiada. Durante la comida, no pude evitar contarle mi situación a mis compañeros. No habia explicado ni dos frases cuando un compañero, padre de dos hijos, dijo: " si, si, preguntale a fulano, que sabe de eso..." yo enmudeci mientras fulano me contaba que su hijo era uno de esos niños terribles y que no les habia quedado mas remedio que aplicar el método de un reconocido médico llamado Estivill para reconducir a su hijo.

Pasmada escuché y me pregunté si los servicios sociales realmente tenian que venir a por el vecino y el tal fulano

PD: tiempo despues, siendo ya madre y hablando con otros padres, me he sentido aun peor. En una comida de trbajo con mi marido y las mujeres de sus compañeros, una señora contaba feliz como habia conseguido que su hijo durmiera toda la noche poniendole a su hijo una valla en siu habitacion, diciendole que le queria mucho mientras le limpiaba el vomito a su hijo. En aquella mesa, la gente rió e hizo chanzas del tema. Cuando yo contesté que mi hijo no iba a llorar por la noche ni mucho menos dormir solo con sus cinco meses, nadie me respondió. En una mesa llena de gente, la loca era yo por consolar a mi hijo y la cuerda era la que dejaba a su hijo vomitar de puro estrés.

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